Por Grupo LAR
Adquirir una vivienda es una meta importante, pero no siempre es sencillo reunir el dinero necesario para comprar un departamento de inmediato. Ante esta situación, han surgido alternativas que permiten acceder a una propiedad sin la necesidad de un pago inicial elevado, brindando mayor flexibilidad a quienes buscan convertirse en propietarios.
En Perú, la ley de alquiler-venta y leasing inmobiliario ofrece medios accesibles para facilitar la compra de un inmueble. A continuación, conoce más sobre estos contratos y cómo pueden ayudarte a dar el paso hacia tu nuevo hogar.
El leasing inmobiliario es un contrato de arrendamiento a largo plazo, por lo general entre 10 y 20 años, que otorga al inquilino la opción de comprar el inmueble al finalizar dicho acuerdo, lo que puede resultar beneficioso si el valor del mercado ha aumentado.
Durante el periodo de alquiler, el inquilino paga cuotas periódicas que incluyen un componente de amortización y otro de intereses.
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Una de las principales ventajas del leasing inmobiliario es que te ofrece la posibilidad de acceder a una vivienda sin necesidad de realizar un pago inicial elevado.
Además, proporciona estabilidad en la planificación financiera. Al contar con cuotas fijas, los arrendatarios pueden organizar mejor sus finanzas y proyectar sus gastos con mayor seguridad, brindando tranquilidad y un mayor control sobre su presupuesto.
Al finalizar el contrato, los inquilinos tienen la posibilidad de comprar la vivienda. Después de haberla habitado por varios años, pueden evaluar si desean convertirse en propietarios, tomando una decisión basada en su experiencia y necesidades futuras.
El leasing inmobiliario implica el pago de intereses durante la duración del contrato, lo que puede elevar el costo total del inmueble en comparación con una compra directa. Este aspecto debe considerarse al evaluar si esta alternativa es la más conveniente a largo plazo.
Otra desventaja es que la propiedad no se adquiere de inmediato. Durante el contrato, el arrendatario solo tiene derecho a usar la vivienda y deberá esperar hasta el final del plazo para decidir si ejerce la opción de compra.
Por último, existe el riesgo de que el inmueble pierda valor con el tiempo. Factores como cambios en el mercado inmobiliario o el desgaste de la propiedad pueden afectar su precio.
El contrato de alquiler-venta permite que el arrendador ceda temporalmente el uso de un inmueble a un inquilino a cambio de pagos convenidos durante un tiempo determinado.
Al final del plazo, el inquilino tiene la oportunidad de adquirir la propiedad. Es una alternativa diseñada en caso desees comprar una vivienda, pero aún no cuentes con un historial financiero sólido o el ahorro necesario para un crédito hipotecario tradicional.
Aquí te mostramos las características del contrato de alquiler-venta:
El Decreto Legislativo 1177 regula estas modalidades y busca formalizar el mercado de alquileres. Esta ley establece un marco legal que beneficia tanto a propietarios como a inquilinos, asegurando que los acuerdos sean claros y equitativos. Algunas de sus disposiciones más importantes incluyen:
La ley establece tres modalidades de arrendamiento:
Los contratos deben ser inscritos en el Registro Administrativo de Arrendamiento para Vivienda (RAV), gestionado por el Fondo Mivivienda. Esto permite que entidades financieras y arrendadores verifiquen el historial de pago de los inquilinos y otorga mayor transparencia a las transacciones.
Todos los pagos deben realizarse a través de una cuenta bancaria registrada. Esto brinda seguridad y evita posibles conflictos por falta de pago.
Si el inquilino deja de pagar por más de dos meses consecutivos o usa el inmueble para un fin distinto al establecido, el propietario puede iniciar un Proceso Único de Ejecución de Desalojo, el cual es más rápido que un proceso judicial tradicional y permite la recuperación del inmueble en menor tiempo.
Las empresas dedicadas a la construcción o arrendamiento de inmuebles bajo estas modalidades están exoneradas del Impuesto General a las Ventas (IGV) durante tres años. Esto incentiva la inversión en nuevos proyectos inmobiliarios y promueve el acceso a la vivienda.
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Elegir entre estas alternativas de financiamiento inmobiliario dependerá de tu situación económica y tus planes a futuro.
Si deseas probar una vivienda antes de comprarla, el contrato de alquiler-venta es una excelente oportunidad. Sin embargo, si prefieres un plan a largo plazo con opción de compra, el leasing inmobiliario te permitirá pagar cuotas mientras decides. Por otro lado, acceder a un crédito hipotecario podría ser la mejor solución si cuentas con los recursos para comprar directamente.
Ahora bien, entender cómo funcionan estos contratos inmobiliarios puede acercarte a la meta de tener tu propia vivienda sin necesidad de un pago inicial elevado. Analiza sus ventajas, condiciones y requisitos para determinar si se ajustan a tu situación financiera y objetivos. ¡Estás más próximo a tener el hogar que siempre soñaste!
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